A la primera persona que me ayude a comprender, pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle mi fe, yo no pido que las cosas me salgan siempre bien, pero es que ya estoy harto de perderte sin querer. A la primera persona que me ayude a salir de este infierno en el que yo mismo decidí vivir, le regalo cualquier tarde para los dos, lo que digo es que ahora mismo ya no tengo ni siquiera dónde estar. El oro para quien lo quiera pero si hablamos de ayer: es tanto lo que he bebido y sigo teniendo sed, al menos tú lo sabías, al menos no te decía que las cosas no eran como parecían.